Muchas de las fotos de este blog son de Ramiro Sisco con la comunidad Pilagá, en Las Lomitas, provincia de Formosa, Argentina.

domingo, 25 de septiembre de 2011

COLISIONANDO EN TECNÓPOLIS







El Gran Colisionador de Hadrones (LHC, por sus siglas en inglés), el experimento físico más importante del mundo para estudiar la física de partículas ultraveloces y el origen del universo, se puede conocer a través de una renovada simulación en la feria de ciencia y técnica Tecnópolis, en la periferia de Buenos Aires.

La visita es gratuita y recomendada para mayores de 10 años, con una duración de 15 minutos aproximadamente.

El público "puede conocer el colisionador de un modo perfeccionado y con imágenes envolventes", contó a Télam la física María Teresa Dova, de la Universidad Nacional de La Plata y coordinadora del equipo de científicos argentinos que participan en el verdadero proyecto Atlas, en Suiza.

El real Gran Colisionador, en el que está trabajando un grupo de investigadores argentinos entre 2.000 científicos de varios países, está en la frontera entre Suiza y Francia, en las instalaciones de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN, por sus siglas en inglés).

Todo lo que sucede en el Gran Colisionador es detectado por el Atlas "para tomar la información; es como un ojo o una cámara que ve lo que se produce cada vez que hay colisiones, con mil millones de colisiones por segundo", dijo Dova.

"Nosotros nos preparamos hace diez años para este momento desarrollando modelos, de manera que de esos mil millones nos quedemos con 200 por segundo y sólo con aquellos que nos interesan, y desechamos lo que no es relevante", relató.

Para divulgar las características de este experimento en forma accesible al público, Tecnópolis renovó el espacio Proyecto Atlas, donde "hay luces y giros que dan una sensación especial, a partir de rotaciones, de plataformas y luces que rotan".

De este modo, la experiencia propone un acercamiento sensorial al experimento internacional.

"El sentido es transmitir una idea de la rotación de las partículas, como figuran en el túnel del colisionador, y que la gente se vaya con una idea más clara del experimento".

El Atlas instalado en Tecnópolis muestra en un formato superpanorámico lo que pasa dentro de ese anillo, que en su versión real tiene 27 kilómetros de perímetro.

En ese anillo, que es el Gran Colisionador, es donde se aceleran haces de protones en direcciones opuestas para lograr el choque de partículas y obtener información de la conformación de la materia.

Los científicos sostienen que "este experimento puede correr la barrera del conocimiento a límites inimaginados y ayudar a los científicos a entender qué pasó fracciones de segundos después del Big Bang", la explosión inicial del universo, dijo la experta.

"La idea básica es el por qué necesitamos las altas energías que se producen en el colisionador, y es porque a más energía podemos ver lo más pequeño, podemos reproducir las condiciones de nuestro universo primitivo. Y eso nos permite tener información de la fuerzas que estuvieron presentes y que hicieron que se formara el Universo, posibilitándonos estudiar cuáles fueron las fuerzas que permitieron que el Universo evolucionara hacia lo que es hoy".

El experimento "va a producir un punto de inflexión en el conocimiento de la estructura de la materia", vaticinó Dova.

"Los experimentos van a una velocidad impresionante, y eso nos exige a nosotros un estrés constante del análisis y de la investigación, pero es casi un paraíso. Lo más relevante de las investigaciones, hasta ahora, es que se puede asegurar que el detector está funcionando perfecto, entonces recién a partir de allí se puede decir que lo nuevo va a ser descubrimiento".

"Ya hay muchos modelos teóricos que hemos borrado con estas investigaciones, pudiendo poner límites a si son válidos o no, y ahora estamos en el territorio del descubrimiento", concluyó la física María Teresa Dova.



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