Muchas de las fotos de este blog son de Ramiro Sisco con la comunidad Pilagá, en Las Lomitas, provincia de Formosa, Argentina.

sábado, 28 de junio de 2014

MATÍAS APABLAZA, 15 AÑOS, GANADOR DE CONCURSO DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA








Se levantó a las 4 de la mañana, prendió la compu y buscó en Google si su nombre estaba en la nómina de ganadores. No se encontró y, decepcionado, Matías Apablaza se quedó dormido. Tres horas después, su mamá lo despertaba a los gritos. Ganaste, ganaste. Su hijo de 15 años era el primer premio de la edición nacional del concurso Google Science Fair, o sea la Feria de Ciencias de Google con el llamado "Dispositivo para asociar colores con sonidos".

Matías creó un aparato para ayudar a personas no videntes a distinguir los colores y con su prototipo ganó la primera edición argentina de la Feria Científica de Google.

Estudiante de tercer año del Instituto Tecnológico del Comahue de la ciudad de Neuquén, Matías diseñó, programó y ensambló un dispositivo "económico, portátil y fácil de armar que convierte el color (que es un concepto abstracto), en sonidos asociados que los representan, permitiendo a las personas con pérdida de visión identificar los colores", según describió a su invento.

El revuelo ayer en Neuquén, donde vive el chico, era grande. Su mamá, Mónica, docente de geografía, y su papá, dueño de la pizzería Cabildo, no lo podían creer. La madre lo retiró antes de la escuela para que pudiera disfrutar de este momento y también atender a la prensa. Cuando llegó del Instituto Tecnológico del Comahue –"público de gestión privada, una mutual de padres", dice la mamá–, donde cursa tercer año, conversó con Tiempo Argentino.

En las bases de la convocatoria queda claro que el concurso de ciencia y tecnología llama a los chicos de entre 13 y 18 años a pensar un proyecto con impacto relevante para el país o la comunidad donde viven. ¿Cómo se le ocurrió ayudar a los no videntes? Lo cuenta Matías:

«Me enteré navegando por Google, cuando vi el link abajo. Comencé a investigar. Yo tenía 12 años y todavía no podía participar. Vi que los grandes ganadores, los chicos de 17, 18 años, investigan en tratamientos contra el cáncer o cosas de medio ambiente como el calentamiento global, o la pobreza. Yo opté por el lado de la ingeniería, de hacer algo. Después que elegí, me pregunté: qué voy a hacer, para quién lo voy a hacer, porque lo que te piden es algo que cambie el mundo o ayude a las personas. No sé por qué dije que iba a hacer algo para las personas ciegas. Si ellos no pueden ver los colores, tal vez pueda hacer algo que necesiten, pensé».

Para poner su idea en circulación y escuchar otras opiniones, fue con su mamá a la asociación Awkinko de personas con discapacidad visual. Le dijeron que era una buena idea, que les parecía útil para actividades cotidianas, “como el macramé que hacen ellos, como un tejido con lana, o con los billetes, que si bien tienen braille, con el paso del tiempo se va desgastando y se les complica”.

Esto fue en la convocatoria anterior, cuando desarrolló su idea a las apuradas y no le fue como ahora. Esta vez, este año, empezó a trabajar en las vacaciones de verano. Con más tiempo para trabajar y documentar su propuesta, siguiendo el pie de la letra los requisitos de Google.

–¿Cómo se llama tu dispositivo?

–No tienen nombre. Ahora estamos con los trámites de patentamiento.

En el proyecto, disponible en www.googlesciencefair.com, Matías explica: «La detección de colores se logra, en términos simples, al transformar la energía lumínica en eléctrica, y procesar esta última. Todos los colores son ondas electromagnéticas (energía lumínica), esta puede ser transformada en energía eléctrica. Esto es lo que el sensor de mi dispositivo hace, compuesto por cientos de fotodiodos con filtros rojos, verde y azul estos, descomponen la luz. Entonces circula por el sensor y por una placa Arduino Leonardo a la que este está conectado, una intensidad de corriente para cada color. Diseñé un programa usando la IDE de código abierto de Arduino, y lo cargué en la memoria del Arduino. Este programa en conjunto al dipositivo que armé en mi casa mide las intensidades de las corrientes, al circular por las entradas analógicas A4, A3 y A2. Estos valores son almacenados en la memoria del programa como tres variables denominadas rojo, verde y azul. Posteriormente el programa compara estas tres variables». Entonces, si la cantidad de rojo es mayor que la de verde o azul, entonces el color es rojo; el amarillo es el promedio del rojo y verde, y así.

Por último, el algoritmo diseñado por este chico "identifica el color almacenado en variable y dependiendo de cuál sea, genera diferentes sonidos usando un zumbador (buzzer), el cual transforma la energía eléctrica en acústica, es decir sonido".

Para decidir qué sonido asociar a cada color, consultó a las personas ciegas de la asociación. Concluyó que convenía asociar el rojo a un sonido con ritmo rápido, asociándolo a lo enérgico; para el verde, como pajaritos de la naturaleza y para el azul, uno más tranquilo, ondulado como el mar.

Terminado el dispositivo, los testeó en la asociación Awkinko y todos se sintieron ayudados por un aparatito que cumplía con las características propuestas: que sea fácil de usar, pequeño (de 10x5x8 cm), liviano (de 312 gramos), y, sobre todo, barato (de 41 dólares).

¿Cuál es el problema? "El margen de error: en condiciones extremas, de mucha o poca luz, el margen de error es del 5%", dice. Matías ahora va a trabajar en eso y en que ayude también a detectar billetes. Cuando sea más grande, no está seguro pero estudiará algo así como ingeniería en electrónica, o en sistema o cuántica. "Por ahora ingeniería cuántica no está en la Argentina, pero capaz que un par de años se pueda estudiar".

"Es el típico proyecto inspirador"

"Hace cuatro años que se hace la Feria de Ciencias de Google, un concurso de ciencia y tecnología online para chicos de 13 a 18 años, de todo el mundo. En la cuarta edición por primera vez se instaló la posibilidad de dar ganador un nivel local", cuenta Florencia Sabatini, gerente de Comunicaciones de Google Argentina. "El objetivo es tratar de estimular a los chicos para que piensen científicamente, pero con un concepto científico aplicado, que pueda mejorarle la vida a la gente. Vemos a la tecnología como un gran igualador de oportunidades."

Sabatini explica que "este es un concurso exigente y lo demuestra en que hubo países con premios vacantes. Las variables de evaluación son relevancia local, capacidad de inspirar a otros jóvenes científicos, grado de impacto en el entorno, pasión demostrada por la ciencia, la excelencia metodológica –un punto crítico– y las habilidades de comunicación." En este último punto también se destacó Matías.

"Presentó un video él solito, con una cámara en su habitación, contando por qué lo había elegido, con una espontaneidad y frescura que es un elemento clave. Es el típico proyecto inspirador."

Evaluado por expertos

En jurado argentino estuvo integrado por Fernando Goldbaum, presidente del directorio de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva; Rudi Borrmann, director de Información y Gobierno Abierto de la Ciudad de Buenos Aires; Diego Golombek, doctor en Biología e Investigador Principal del CONICET; Guillermo Lobo, periodista especializado en Ciencia y actual conductor del programa TN Ciencia; Juan Maldacena, físico teórico argentino, actualmente miembro del Institute of Advanced Study; y Nick Bortolotti, director para Desarrolladores de Google para América Latina, Región Sur.

Premio internacional

Esta edición incluye ganadores locales de otros países de Latinoamérica quienes, al igual que Matías Apablaza, recibirán como premio 1000 dólares. El 22 de septiembre se elegirá un ganador global entre un grupo de 15 finalistas, los cuales serán dados a conocer el 6 de agosto. El gran premio incluirá una beca de 50 mil dólares por parte de Google, un viaje a las Islas Galápagos a través de National Geographic Expeditions, experiencias en el CERN, Google o el Grupo LEGO y el acceso por un año a los archivos digitales de Scientific American para la escuela del ganador.








Según un informe de la O.M.S, en 2010 había en el mundo unas 285 millones de personas con discapacidad visual, de las cuales 39 millones eran ciegos.

La pregunta que me llevó a pensar en mi proyecto es “¿Cómo puedo ayudar a las personas no videntes a distinguir los colores?”. A partir de ahí diseñé un dispositivo económico, portátil y fácil de armar que convierte el color (que es un concepto abstracto), en sonidos asociados que los representan, permitiendo a las personas con pérdida de visión identificar los colores. El objetivo del dispositivo es entonces poder mejorar la calidad de vida de estas personas.

Los pasos  generales que seguí para realizar el proyecto fueron:

-Averiguación de las necesidades de las personas no videntes y de antecedentes de dispositivos similares.

-Diseño y construcción del dispositivo.

-Comprobación de su funcionamiento y puesta en práctica del mismo.

Después de poner a prueba mi dispositivo con un grupo de personas no videntes de mi ciudad (asociación Awkinko), llegué a la conclusión, a través de sus manifestaciones, que es un dispositivo práctico y necesario para muchas de las actividades cotidianas que ellos realizan (identificación de billetes, artesanía, elección de vestimenta, entre otras).

Posteriormente me propongo realizar mejoras al dispositivo, tales son, reducir el tamaño e incorporarle la función de identificación de billetes (papel moneda) ya que los entrevistados dijeron que, si bien los billetes tienen Braille, cuando han estado mucho tiempo en circulación se desgastan y es difícil identificarlos a través del tacto.






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