Muchas de las fotos de este blog son de Ramiro Sisco con la comunidad Pilagá, en Las Lomitas, provincia de Formosa, Argentina.

sábado, 20 de octubre de 2018

EL CASO SHEILA AYALA





El horror y el espanto no dejan ver cuáles fueron los motivos por los que la vida de Sheila termina de esta manera. El cómo inunda las páginas de los diarios y las voces de las radios, pero poco nos detenemos sobre cuáles son los porqués. Si uno tan solo se atreve a preguntar sobre las causas de estos dramas, muchos de nuestros contertulios reaccionarán criticándonos de garantistas o haciendo caso omiso a la pregunta pedirán la pena de muerte de los asesinos como una forma eficaz para evitar futuros casos, la mayoría de ellos intrafamiliares.

Escuché en Radio Con Vos al fiscal general de San Martín, de la provincia de Buenos Aires, mencionar que son ya 300 los casos de abusos de menores (la gran mayoría jóvenes niñas) en esa localidad, muchos de los cuales ya cuentan con condena efectiva.

De inmediato, mis pensamientos fueron hacia el mismo lado del periodista Sietecase, quien le preguntó al fiscal sobre los motivos de estas atrocidades y las probables estrategias de prevención. La escolaridad fue esgrimida como una de las causales propias de la marginalidad, pero el fiscal no dejó de mencionar que aun en la clase media, con menor índice de deserción escolar, existen casos de abusos sexuales.

En nuestra sociedad venimos discutiendo mansamente los contenidos y el lugar docente de la educación sexual. Ya nadie se pregunta por qué no ejecutamos como deberíamos la ley 26.150 de Educación Sexual Integral promulgada en el 2006, y lo curioso es que nadie se siente incómodo por tener una ley que no tenga expresión fáctica en los colegios. No sentimos ni vergüenza y este es un evento cada vez más frecuente.

Por ello nuevamente estamos discutiendo si la educación sexual debe ser un tema relegado a la familia exclusivamente o al Estado junto con el entorno familiar. Para los primeros, el entorno familiar evitaría que se le hable a sus hijos sobre métodos anticonceptivos, el conocimiento del cuerpo o las diversidades sexuales que tanto espantan a una parte de la sociedad y que según la Iglesia requerirían de una terapia psiquiátrica. Para otros, en cambio, el entorno debiera ser escolar y bien precoz. En los contenidos de un programa de educación sexual deberíamos explicar a los niños que su cuerpo es de ellos y de nadie más, cuáles son sus partes íntimas, dónde se encuentran y quiénes pueden tener acceso a ellas en circunstancias tan solo muy especiales. Asimismo deberíamos reforzar la idea por la que no deben recibir regalos de otros a cambio de favores físicos o que nadie debe invitarlos a mantener un secreto. También se debería hablar sobre cuáles son los juegos permitidos de los no permitidos y cuáles son los entornos de violencia que deben referir a un adulto de confianza (maestro, enfermero escolar, personal del comedor o a un familiar). Aprender a decir no o a no sentir culpas antes las dudas o los hechos son pilares fundamentales para fortalecer la personalidad y la autonomía de los niños.

El caso de Sheila y de tantos otros niños y niñas muestran, con ventajas o desventajas sociales y económicas, una ausencia total de educación sexual que bien podría ser preventiva de estas situaciones, tanto en la riqueza como en la pobreza. Lamentablemente la Iglesia y los legisladores anuentes trabajan fervientemente para que todo quede en la nada y para que la educación sexual sea considerada como un evento peligroso. Somos un país acostumbrado a que nada cambie.

Los niños primero... rezan los políticos, pero en realidad el rezo debiera ser a que si no cambiamos, los niños serán los primeros en sufrir las consecuencias. La continuidad de la penalización del aborto ha sido un “triunfo de la democracia”... No me sorprendería que pronto asistamos a otro que podría ser la derogación de la ley de Educación Sexual Integral.

Mario Sebastiani
Doctor en Medicina





Sheila Ayala fue ahorcada.

Según los datos preliminares de la autopsia, la niña murió por “asfixia por estrangulamiento a lazo” y se presume que se utilizó la misma sábana en la que encontraron envuelto el cuerpo. Si bien la niña no presenta signos de abuso sexual, Fabián Ezequiel González Rojas, el tío que confesó haber asesinado a Sheila, tiene lesiones en los brazos que indican que ella habría intentado defenderse.

La autopsia se realizó en la morgue de San Martín. De acuerdo al informe preliminar, Sheila murió estrangulada. Su cuerpo tiene marcas en el cuello pero, aparte de eso, no presenta otras “lesiones traumáticas en la superficie corporal”. La niña tiene fracturas posmortem en las costillas que se habrían producido cuando arrojaron su cadáver al costado de la medianera en la que fue encontrado.

El cuerpo de Sheila no presenta signos de haber sido abusada sexualmente. Sin embargo, según el criminalista Raúl Torre, no es necesario que existan indicios de agresión sexual. El haber encontrado el cuerpo desnudo sería suficiente como para acusar al tío de intento de abuso. González Rojas tiene marcas que podrían indicar que Sheila intentó defenderse. Se sospecha de un intento de abuso no consumado, pero esto deberá confirmarse una vez que se tenga el resultado final de la autopsia.

Especialistas compararon el caso con el asesinato de Ángeles Rawson.

Jorge Mangeri, su asesino, confesó en la comisaría haber cometido el crimen y tenía lesiones en el cuerpo. A partir de los hisopados realizados en la autopsia, se pudo dar cuenta de que el ADN encontrado debajo de las uñas de Rawson era de Mangeri y que la joven había intentado defenderse.

González Rojas declarará hoy frente a la Justicia. La noche del miércoles, él y su pareja, Leonela Ayala, hermana del padre de Sheila, confesaron ante la Policía haber asesinado a la niña. Ambos deberán ratificar la confesión cuando el fiscal le tome la declaración. Ayala dio a luz ayer a la tarde y está internada en un hospital en Florencio Varela. Los dos fueron detenidos el jueves. “Tomamos droga y alcohol y no sabemos cómo llegamos a eso”, había dicho la pareja frente a agentes policiales.

Según Marcelo Lapargo, fiscal general de San Martín, a cargo de la causa, si se confirma que los familiares fueron responsables de la muerte de Sheila, podrían recibir la pena máxima. El crimen podría ser calificado como homicidio criminis causa (es decir, cometido para tapar otro delito) con la tentativa de abuso sexual.

La nena de 10 años había desaparecido el domingo en el barrio Trujuy, en el partido bonaerense de San Miguel. El jueves a la tarde fue encontrada muerta dentro de una bolsa de basura que estaba en una medianera lindera al predio en el que vive el padre. Según los investigadores, Sheila habría sido asesinada tres o cinco días antes de ser encontrada. Es decir que sus tíos la habrían mantenido con vida muy poco tiempo luego de haberla secuestrado.

Una cámara de seguridad había filmado a la niña cuando era llevada por un adulto. Leonela Ayala, tía y madrina de Sheila, fue de las personas que encabezó la búsqueda de la nena. Antes de declararse culpable, la mujer le dijo a un canal de televisión que su sobrina no se iba con nadie que no fuera de confianza. “Mi sobrina si sale de acá es conmigo”, afirmó. Sin embargo, un testigo dijo haber escuchado a Sheila decir: “Sí, tía, ahí voy”, antes de desaparecer. La fiscalía manejaba ayer el dato de que Sheila llegó sola a la casa, lo que eventualmente podría servir a la tía para sostener que no tuvo que ver con el supuesto abuso y el crimen y que en realidad ella también es una víctima de violencia de género.

Helicópteros, buzos tácticos, canes, bomberos y más de 150 policías rastrillaron desde la mañana del jueves el predio donde desapareció la nena. Cerca de las seis de la tarde, los tíos fueron sacados en patrulleros. Minutos después se confirmó el hallazgo del cuerpo de Sheila dentro de una bolsa entre dos paredes linderas. Los investigadores creen que pudo haber sido arrojada desde seis metros de altura, desde la edificación contigua donde viven Ayala y su esposo.

El juez de Garantías de San Martín, Mariano Grammático Mazzari, y el fiscal de instrucción, Gustavo Carracedo, ordenaron los peritajes forenses sobre el cuerpo para establecer la identidad del cadáver. Sin embargo, la identificación llegó por las confesiones de los familiares de la nena.

Los forenses trabajaban también en el departamento de la pareja, tomando muestras de un colchón de gomaespuma en el que se sospecha que estuvo la niña.

La investigación siempre estuvo centrada en el entorno familiar de Sheila. Durante los cuatro días que duró la búsqueda, Juan Carlos y Yanina, los padres de la niña, cruzaron acusaciones entre ellos. El hombre tenía la custodia legal de los hijos y, según consta en el expediente, la pelea habría estallado entre ambos cuando la madre se enteró que cambió la titularidad de la Asignación Universal por Hijo que percibía. “La madre me dijo que me iba a hacer algo que no me iba a olvidar pero no le di importancia porque siempre amenazaba con lo mismo”, dijo Juan Carlos en su declaración. Por su parte, Yanina aseguraba que “el padre se llevó a Sheila”.

Trabajadores sociales se llevaron a los hermanos de Sheila y le quitaron la custodia al padre. Los niños fueron revisados por médicos, quienes habrían encontrado una infección de sarna en las piernas del más pequeño. Luego de ser tratados, los niños fueron enviados a un hogar.



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martes, 2 de octubre de 2018

TERREMOTO EN EL NACIONAL BUENOS AIRES





Texto completo del discurso leído por las egresadas del turno mañana del Colegio Nacional Buenos Aires, de la promoción 2016, leída en su acto de entrega de diplomas el 28/09/2018 frente a autoridades, profesores, estudiantes y familiares. 

Con pañuelos verdes en sus muñecas y haciendo uso del lenguaje inclusivo, comentaron experiencias que "fueron y siguen siendo sumamente dolorosas".

"Venimos a denunciar la violencia institucional"

Somos un grupo de mujeres y disidencias egresades del turno mañana 2016. Venimos a denunciar la violencia institucional ejercida y avalada por la comunidad educativa hacia nosotres. Les pedimos que por un momento nos presten su atención dado que las experiencias que tenemos para contarles fueron y siguen siendo sumamente dolorosas.

Retrocedamos un poco en el tiempo, revivamos el año 2012. Tenemos doce o trece años e ingresamos a un establecimiento educativo que desde el primer momento nos impone normas de comportamiento que marcan una clara diferencia entre nosotres y nuestros compañeros varones cis, es decir, aquellos cuya identidad de género coincide con su sexo biológico. Como todas las mañanas, llegamos al Colegio y nos recibe el regente Guillermo Belleville. Nos hace comentarios sobre el largo de nuestras polleras, nos toca y nos besa, no nos computa los tardes si le caemos bien.

¿Es necesario detenernos a explicar por qué esto es inaceptable? Sigamos.

Año 2015. Tenemos quince o dieciséis años. Subimos las escaleras para llegar al aula y nos encontramos con Diego Riveiro, preceptor. Nos ofrece su servicio de masajes, evalúa junto a nuestros compañeros cuál es el mejor culo del año y les comenta “cómo se garcharía” a una de nuestras compañeras. También hay besos y manoseos que nos incomodan. Solo comentamos estos episodios entre nosotres en el baño durante el recreo.

Suena el timbre. Volvemos al aula y un grupo de varones toca la puerta para hacer una pasada de cara a las elecciones del centro de estudiantes. La Roxi, La Liga, Clan+Anticlán, Remate 5, La Popi, La Boba: año tras año, estos grupos -conformados principalmente por hombres cis-, se organizan bajo distintos nombres pero con un mismo objetivo: hacer del odio hacia las mujeres, las gordas, los gays, las lesbianas y disidencias, el eje de su campaña política. Estos grupos de varones recibieron los suficientes avales de parte de les estudiantes como para consolidarse como una entidad política más y en el proceso no hubo ni una sola norma del reglamento del Colegio que se viera quebrantada. Y es esto último lo que queremos poner de manifiesto: hay un sistema normativo imperante en este Colegio que da lugar a que asistamos a clases rodeades de carteles que predican, con total impunidad, que somos putas por disfrutar libremente de nuestra sexualidad, que somos objeto de consumo de nuestros compañeros. ¿O se atreverían a decir que no se percataron de que esto era una constante en nuestro día a día? ¿No era lo suficientemente llamativo el mural de “Gordas y vino” frente al Colegio? ¿No había siempre una autoridad presente en el aula mientras estos personajes se burlaban de nosotres?

Pero… ¿quiénes son esas autoridades a las que hacemos referencia? Suena el timbre otra vez, cambiamos de materia, tenemos matemática. Entra Jorge Blumenfarb -docente- y saluda a algunas de nosotras con un beso, nos toca la cintura. A sus favoritas nos pide que seamos “sus secretarias” o que le mandemos fotos de nuestras vacaciones por mail. A quienes no le agradamos nos denigra buscando complicidad con nuestros compañeros varones y haciendo comentarios sobre lo pronunciado de cierto escote: (ironía) ¿acaso no es evidente que nos vestimos de este modo para provocarlos? Nos toca celebrar la aprobación del código de vestimenta al mismo tiempo que aumenta la frecuencia e intensidad de los comentarios sobre nuestro modo de vestir.

Esta situación se nos presenta inabordable desde nuestro lugar de subordinades y en un acto desesperado decidimos acudir a nuestra tutora. La respuesta ante nuestro pedido de ayuda es nula: les tutores minimizan el asunto, se lavan las manos, se desligan de su responsabilidad. Nos dicen que no es posible hacer nada al respecto porque estamos denunciando a alguien que es amigo del vicerrector, Roberto Rodríguez –acusado de consumir pornografía infantil. Y es más, dicha tutora nos expone ante el mismo docente sin un mínimo de interés ante posibles represalias. A quienes estudiamos en este Colegio no nos sorprende que esto sea así: es harto conocida la inoperancia de les tutores en general y su habilidad excepcional para desampararnos y empeorar nuestra situación.

Volvamos al día de hoy. Diego Riveiro, quien fue nuestro preceptor, ocupa actualmente el cargo de regente y el docente Jorge Blumenfarb ahora es vicejefe del departamento de matemática. ¿Bajo qué concepto estas personas reciben una promoción en el escalafón educativo? ¿Qué méritos reconocidos los hicieron dignos de un ascenso? ¿Hasta cuándo van a perpetuar este sistema hostil que sigue empoderando a acosadores de menores, misóginos, violentos, mientras nosotres somos violentades y abusades en nuestra cotidianeidad?

El recuento de los horrores vividos a lo largo de los años excede lo que podemos poner en palabras en esta sola instancia. Nos estremece pensar que transitamos nuestro secundario -que crecimos, estudiamos, construimos conocimiento, desarrollamos nuestro pensamiento crítico- siendo violentadas tanto en el ámbito de lo académico como en el de lo personal. No nos olvidamos de Jorge Bottaro, profesor de informática, y la cosificación de la que nos hizo objeto. No nos olvidamos de Fernando Guarnaccio, docente de historia, y sus comentarios homofóbicos y misóginos. No nos olvidamos de Julian Lisczynsky, profesor de educación física, y sus distinciones entre rubias y morochas en las clases. No nos olvidamos del ex vicerrector, Agustín Zbar, que hace cinco años golpeó a una compañera en una sentada. Y NUNCA nos olvidaremos del director de esta orquesta, el rector Gustavo Zorzoli, que además expuso ante los medios de comunicación el caso de abuso de una compañera en el contexto de una toma con el fin de deslegitimar la medida de fuerza.

Regente, preceptores, docentes, vicerrectores, rector: ya no le tenemos miedo a sus sanciones. ¿Qué piensan de todo esto cuando se jactan de la supuesta excelencia académica que corre por estos claustros? ¿La violencia institucional también es uno de los pilares sobre los que se asienta el prestigio que reviste a este Aula Magna? Es evidente que no tienen una respuesta a estas preguntas porque nunca quisieron planteárselas:

Hacerlo implica cuestionar sus lugares de poder y aceptar sus falencias como educadores. No habernos escuchado fue una decisión política que hoy ya no pueden tomar. Les arrebatamos este espacio para brindarles esas respuestas que van a marcar el camino a seguir a partir de ahora. No vamos a tolerar que naturalicen sus prácticas violentas ni que sean cómplices por omisión de aquellos que las llevan a cabo. No vamos a tolerar que cuestionen nuestro modo de vestir, que nos humillen y expongan, que desoigan y minimicen nuestros reclamos, que pongan en duda nuestra palabra. No vamos a cargar con la responsabilidad y la culpa de las violencias que ustedes mismes ejercieron sobre nosotres por años.

Nuestras hermanas y compañeras que hoy habitan el Colegio son un ejemplo de lucha. Están transformando esta realidad con su rebeldía combativa. Nosotres no nos vamos a quedar atrás. Somos parte de la ola verde que va a arrasar con este sistema machista y patriarcal y que a ustedes los va a pasar por arriba si no son capaces de estar a la altura de nuestro movimiento.

Acá nos paramos firmes. Somos les invisibilizades de siempre, les violentades, les acosades, les abusades, personas trans, gordas, putas, gays, lesbianas, pero por sobre todas las cosas somos personas empoderadas.

Exigimos:

→ que se imparta una educación sexual con perspectiva de género: queremos hablar de
consentimiento y de placer;

→ que se aplique el Protocolo de acción institucional ante las situaciones de violencia de
género dictado en el año 2015;

→ un Departamento de Orientación al Estudiante con psicólogues capacitades para
acompañarnos en nuestro desarrollo y crecimiento personal, sin juzgarnos ni discriminarnos;

→ una revisión de los programas de cada materia que se ajuste a los tiempos que corren y que
incluya bibliografía feminista;

→ una reforma en el Reglamento del colegio, que nos ampare, nos defienda, que fomente la
igualdad y el respeto entre pares.

BASTA DE IMPUNIDAD ANTE LAS VIOLENCIAS. QUEREMOS QUE QUIENES HABITEN ESTAS AULAS EN EL PRESENTE Y EN EL FUTURO NO SEAN VÍCTIMAS DE SU NEGLIGENCIA.

ABAJO EL PATRIARCADO, SE VA A CAER.

¡ARRIBA EL FEMINISMO QUE VA A VENCER!




 ►  Mujeres y disidencias CNBA

Discurso de mujeres y disidencias de la promoción 2016 turno mañana del Colegio Nacional de Buenos Aires en su entrega de diplomas.







Carta de mujeres y disidencias - CNBA Promoción 2016 
Turno Vespertino

Carta escrita por 53 mujeres y disidencias de la promoción 2016 del Colegio Nacional de Buenos Aires leída en su acto de entrega de diplomas el 26/09/2018 frente a autoridades, profesores, estudiantes y familiares.



Madres y padres autoconvocados (MaPaC) del Colegio Nacional de Buenos Aires (CNBA) entregarán el jueves por la tarde una carta a las autoridades de la institución para manifestar el “apoyo incondicional” a las ex alumnas que hicieron, durante el acto de entrega de diplomas, graves denuncias de acoso sexual, abuso de poder y violencia institucional por parte de personal del Colegio, y para exigir que se investiguen las acusaciones que, en algunos de los casos, involucran a docentes en actividad. Ayer, después de que el mensaje de las chicas traspasara los muros del establecimiento más que centenario y levantara polvareda en todos los medios, la Universidad de Buenos Aires comunicó que decidió “asumir la competencia originaria de los hechos denunciados”, pese a que los directivos del colegio se habían amparado en que no había ninguna denuncia formal. Martina Miravalles, activa integrante del Mapac, dijo que las denuncias son “shockeantes” pero “no nos sorprenden porque desde que nos conformamos en 2016 venimos denunciando violencia institucional sin tener respuesta”.



► La presidenta del Centro de Estudiantes del CNBA, Juana Garay, sostuvo que “nos sentimos identificadas con la denuncia porque son situaciones que se siguen dando, no es algo aislado que le pasó a esa generación. Es sistemático el abuso de poder de las autoridades que les permite quedar impunes. A quienes íbamos a denunciar eran quienes nos estaban vulnerando, los que tienen que escucharnos son los mismos que nos acosan y vulneran, y es muy difícil generar una situación de confianza para hacer las denuncias”. Además, contó que cuando egresaron las chicas denunciantes “no existía en el Colegio la Secretaría de Género que hay ahora, que de a poco fue tomando cartas en el asunto. Aunque sólo para tratar situaciones entre pares, no entre estudiantes y adultos”.

También, explicó que “de los que fueron nombrados, Rodríguez fue desplazado el año pasado. El preceptor fue promovido a regente y el de matemáticas es subjefe de departamento, y hay situaciones de incomodidad de alumnas que están en el colegio con esas mismas personas”, y añadió que “adherimos a que los padres tomen cartas en el asunto, las nuevas generaciones decimos hasta acá llegamos. No es tiempo callar ni se puede ser neutral”.











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