Muchas de las fotos de este blog son de Ramiro Sisco con la comunidad Pilagá, en Las Lomitas, provincia de Formosa, Argentina.

domingo, 8 de septiembre de 2013

ZIRALDO







A un mes de cumplir 81 años, con más vitalidad que muchos jóvenes de 30, Ziraldo Alves Pinto derrocha energía, proyectos, ganas. Es uno de los autores brasileños más queridos por grandes y chicos, y uno de sus personajes, Menino Maluquinho, es tan popular como Mafalda –llegó al cine y ha inspirado un musical– y funciona como un lúcido ensayo sobre la niñez.

Su secreto de la alegría longeva es trabajar. Este mes lanzó 6 libros nuevos que se suman al centenar y medio que ha publicado en su carrera incluyendo obras de teatro. Se acuesta todas las noches cuando casi dan las 3. Siete horas más tarde, se levanta a escribir y a dibujar y a atender los asuntos de la tira de televisión protagonizada por chicos, basada en una de sus creaciones.


Ziraldo es caricaturista, escritor, periodista, pintor. "El descanso es la muerte", enfatiza este hombre que ha vendido más de 8 millones de ejemplares de libros y acaba de ser el gran homenajeado de la 16º Bienal Internacional del Libro de Río de Janeiro.

Su nombre es único. Cuando el 24 de octubre de 1932, en una ciudad de Minas Gerais llamada Caratinga, la joven Zizinhay tuvo al primero de sus siete hijos, con su marido Geraldo pensaron un nombre. Como querían que tuviera algo de los dos, lo llamaron Ziraldo, que no es otra cosa que el collage silábico de sus dos nombres. De alguna forma lo destinaron a crear, a inventar cosas nuevas, a trabajar con su imaginación y su fantasía. El hombre del nombre-collage vive frente a una laguna, entre Ipanema y Leblón, en Río.

En Argentina, Ediciones Continente acaba de lanzar 4 de sus libros, entre ellos Flicts, que fue el que le dio fama internacional y que está cumpliendo su 44º aniversario. Flicts es la historia de un color distinto, rechazado por los otros colores. Flicts –que suena parecido a la voz inglesa freak– habla del rechazo a las diferencias. Ese color-freak decide desaparecer porque no encuentra un lugar entre sus pares. Un día asciende y asciende hasta desaparecer de la vista de todos. Hasta que alguien descubre cuál es el verdadero color de la luna. "La luna es Flicts", es la última frase de este cuento que fue escrito en plena dictadura de Garrastazu Médici.

En 1969, en medio de la fiebre de la llegada a la Luna, los integrantes del Apolo 11 hicieron una gira mundial dando conferencias. Así fue que llegaron a Río de Janeiro. Cada uno de los astronautas recibió obsequios, entre ellos, llegó a manos de Neil Armstrong este libro de Ziraldo, que hablaba de la Luna. Y que ya era un éxito de ventas.

"La embajada norteamericana trataba a los artistas brasileños de manera diferente porque quería cooptarnos. En ese contexto, que nosotros aún no intuíamos, regaló a cada astronauta una aguamarina para su mujer... y para los hombres un ejemplar de Flicts en inglés. Yo fui personalmente con el agregado cultural a llevarles el libro al Copacabana Palace, hotel donde paraban. Cuando entré a la sala en la que me esperaba Neil Armstrong, él estaba sentado al fondo de aquella que era una habitación muy grande, un gran salón. Cuando me vio, se paró y me dijo: '¡Felicitaciones!' Y yo le dije: 'Aquí hay un equívoco... usted me está diciendo lo que yo le quiero decir' Y él respondió 'No hay equivocación. ¡Lo felicito! Yo apenas estuve en la Luna... en cambio usted ha escrito un bello libro sobre ella.' Y si puedo contar esa historia es porque nadie la puede desmetir, está registrada!", cuenta jocosamente Ziraldo aquellos entretelones del encuentro que concluyó cuando Armstrong firmó el libro y agregó la leyenda en inglés "The moon is Flicts" (La luna es Flicts) afirmando de esta manera lo que dice la última oración con la que cierra el cuento. Un facsimilar de esta firma y su frase de puño y letra se reproducen en la edición argentina de este libro recordado.

En la Argentina también Flicts llegó a los teatros el año pasado con la versión que Pierino Zorzini hizo en el Teatro El Galpón. Sus personajes tienen mucha fuerza y poder de sintetizar temas universales con simpleza. El más querido en Brasil, Menino Maluquinho, goza hoy de mucha popularidad. Hace dos semanas un niño de Paraíba tuvo que ser llevado a un hospital para que le ayudaran a sacarse de la cabeza una olla que se puso para imitar el gorro que el personaje lleva siempre consigo. Esta que es una anécdota tragicómica –porque decía la noticia que el chico está muy bien de salud– habla de la vigencia de sus creaciones.

En la Argentina se lo tradujo como El polilla (Ediciones Continente). Y el sello Emecé publicó sus libros con el nombre de El pibe piola. Los editores escriben: "Hay chicos que se han ganado, por méritos propios, un lugar de privilegio en nuestra memoria: Mafalda, Tintín o Charlie Brown. El Pibe Piola ha tenido esa suerte en el Brasil, donde es su verdadero fenómeno editorial que lleva vendidos millones de ejemplares. Pero Ziraldo ha querido que su personaje sea reconocible en cada país. Este es un verdadero pibe piola argentino. Alegre, inquieto, travieso divertido... y hasta un poco poeta. Un chico ganador, que es y hace lo que todos nosotros, grandes y chicos, hubiéramos querido".







–¿En cuánto influyó para su carrera que a sus seis años su padre enviara un dibujo suyo al diario Folha de Minas y fuera publicado?

–Aquel fue un dibujo que yo hice para un suplemento infantil, en este periódico de mi provincia. Mi papá no era un intelectual, era un contador, pero muy interesado por la lectura. ¡A los seis años yo dibujaba por toda la casa! Mis padres a pesar de ser gente simple, con mentalidad de provincia, tenían mucha sensibilidad artística. Y a diferencia de otros chicos yo tenía autorización para dibujar en donde se me ocurriera hacerlo. Yo dibujaba con mucha facilidad y mucha obsesión. No creo en la vocación, sin embargo. Lo que sí puedo decir es que era un niño obcecado por dibujar y lo hacía con mucha alegría. En el periódico publicaron el dibujo y mi padre lo guardó. Luego fundé una página en aquel periódico, de historietas.

–¿Con qué autores creció?

–Todos los brasileños de mi generación siguieron a Monteiro Lobato, ustedes tienen todos sus libros traducidos para la Argentina. La gente me suele preguntar si mi primera influencia fue él, pero yo digo que no. Fueron Batman, Súperman, Flash Gordon, Tarzán, ellos acompañaron mi niñez. Desde niño dibujaba mi propia historieta. Cuando terminé la secundaria me tuve que mudar a Río para ir a la universidad. Llegué con todos mis dibujos bajo el brazo, para publicar. Y resulta que en Río, en 1948, no existía esta profesión. Entré a trabajar en publicidad para la agencia internacional MacCan Ericson y ahí conocí a los grandes ilustradores de la publicidad.

–Usted es contemporáneo de Quino, creador de nuestra niña célebre, Mafalda.

–Quino es unos meses más grande que yo. Y los dos somos contemporáneos de Mordillo. Cuando Quino se casó vino a pasar la luna de miel en Río y yo ya dibujaba en una revista latinoamericana llamada Cruzeiro Internacional, una revista que publicaba en español. Él me llamó que quería conocerme, desde entonces quedamos amigos fraternos. Yo en Argentina tengo y tuve hermanos. Fontanarrosa, Crist, Tabaré, Sábat. Es extraordinaria la calidad del dibujo argentino. Creo que es por la gran escuela de los inmigrantes italianos, esos dibujantes extraordinarios, que llegaron a la Argentina, y tuvieron la suerte de ser acogidos, de ser la patria en la que luego habría algunos genios de las historietas. Argentina está entre los cinco mejores países del mundo en este rubro. Y sus dibujantes están entre los mejores del mundo. Cuando Quino, Mordillo y yo cumplimos 60 años, se nos había ocurrido editar un libro al que íbamos a ponerle como título 180 años de humor latinoamericano, jugando a sumar nuestras edades. No conseguimos hacerlo, pero era una buena idea ¿verdad?

–Su Menino Maluquinho entre 1963 y 1983 se transformó en referencia cultural de su país, tradujo un momento y sin embargo perdura ¿Cómo lo explica usted?

–En su momento vendí del original más de diez millones de copias. Ha sido llevado a la televisión, ya hicieron dos películas para cine, ahora tenemos un programa de televisión en TV Brasil, la televisión pública educativa. Tiene una audiencia muy particular. El personaje no es consumista y la preocupación es incentivar la lectura. Menino Maluquinho quiere transformar al país en un país de lectores. Un país que fue fundado con el pico del minero.






–Hay un fenómeno de chicos argentinos que están consumiendo con mucho éxito contenidos locales

–dibujos animados, programas– que contrarrestan fuertemente al Mundo Disney. ¿En Brasil se está trabajando también en esa línea?

–Estamos haciendo un trabajo muy fuerte desde la televisión pública generando productos para chicos brasileños, que hablan de ellos y sus realidades lejanas al ratón Mickey. Es un trabajo que también se hace desde la escuela. Hace unos años que aquí se lee más. El gobierno brasilero es el mayor comprador de libros del mundo. Compra libros para las escuelas. Es una política muy importante que están haciendo al igual que tengo entendido lo hace el gobierno argentino. Es una política muy fuerte cuyo primer fenómeno fue Mi planta de naranja lima (O Meu Pé de Laranja Lima), de José Mauro de Vasconcelos. Fue el primer libro que se hizo circular desde esta política de promover autores contemporáneos y no sólo los clásicos que venían de afuera. Con Mi planta de naranja lima se entendió que los niños querían libros modernos. Hoy los autores de literatura infantil son los grandes vendedores de la Feria del Libro.

–¿Cómo trabaja cuando encara un proyecto desde sus diferentes roles de historietista y escritor de cuentos infantiles?

–Cuando me siento para escribir un libro yo estoy poniendo mi alma en el papel, estoy inconscientemente fijando mi permanencia en el tiempo. Yo no estoy jugando. Estoy haciendo la cosa más seria de mi vida. La historieta es diversión para mí. Pero ese es mi caso, no es el de Quino con Mafalda, por ejemplo. Creo que Mafalda es una de las figuras femeninas más importantes de la literatura argentina, no sólo de la historieta. Con el Menino Maluquinho yo quería trabajar en un personaje que quedara inscrito en la historia de la literatura brasileña, un arquetipo. Lo tomé como un ensayo sobre la niñez.

Ziraldo se ríe mucho, cuenta que su orixá –la divinidad del candomblé que de forma similar a los signos se supone hereda en sus descendientes caracteres y virtudes– es Oxossi, un cazador proveedor de alimentos, el señor de la abundancia.

Antes de terminar la entrevista, Ziraldo hace dos pedidos. Por favor que entreguemos (en este mismo artículo) estos mensajes a dos colegas argentinos. "Liniers: tengo un recado para él. No nos conocemos, dile que yo muero de envidia con su trabajo, que me parece un genio. Y a Rep, dile que es el hombre de mi vida. Que lo sigo amando profundamente." Luego de esto se ríe una vez más.
Al otro día envía un mail en el que sigue reflexionando: "Mirá vos como nosotros, los brasileños, estamos sufriendo. Hemos pasado toda la vida diciendo que somos 'los más grandes del mundo' (!). Ahora, vean ustedes, la más grande figura humana del mundo es el Papa; el más grande jugador de fútbol del mundo es Messi y, para terminar, tenemos que aceptar que el más grande animal de toda la historia de la Tierra fue... chan... el argentinosaurio! ¡Es mucho sufrimiento!"





OPINIÓN

El mejor dibujante de canguros del mundo


Ziraldo es un moreno blanco. Muy simpático, este caratingatense nació en el centro de la joda mundial, en la época exacta.

Gran dibujante, empezó con una línea europea y fue ziradizándola, es decir, abrasileñándola. De fuertes trazos, muy seguros, con los que conquistó Rio de Janeiro, y un humor universal que nos llegò a los argentinos a finales de los sesenta y muchos setenta. Yo lo descubrí en la revista española Zeppelin, también con zeta.

Un tipo envidiable, conquistador, siempre sonriente, con esas imposibles cejas blancas sobre ojos oscuras, siempre de chaleco, Ziraldo siempre se vanagloria de haber nacido en 1932, al igual que los excelsos colegas Sempè, Quino y Mordillo, tres Monos que hacen monos. Los otros que se vanaglorian de la casualidad son Mordillo, Quino y Sempè.

Ahí está Ziraldo, dibujando sus libros de literatura infantil, el autor de O Menino Maluquinho, Flicts, el protagonista de O Pasquim y Bundas, el mejor dibujante de canguros del mundo, Lo extraño. Hace rato que no nos vemos. Podría ser mi padre, pero me recuerda a mi abuelo.

Um beijo, Ziraldo Pinto.

Rep
dibujante y humorista gráfico









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