Muchas de las fotos de este blog son de Ramiro Sisco con la comunidad Pilagá, en Las Lomitas, provincia de Formosa, Argentina.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

VIVA LA DEMOCRACIA








Es imposible no escribir obviedades frente a las imágenes de saqueo de los últimos días. Es difícil soportar con estoicismo la enunciación de todos los prejuicios sociales y raciales habidos y por haber sobre la estigmatización de los pobres. Nadie, excepto aquellos adictos a las tropelías discursivas de los esquizoprofetas como Jorge Lanata o Elisa Carrió, puede creer en la espontaneidad y la desesperación de aquellos que protagonizaron los saqueos en los últimos días.

Sin embargo, abundaron los ejemplos que sirven continuar con la lógica de "asado con parqué": en una farmacia se llevaron todos los anteojos de sol pero dejaron las leches en polvo y las leches maternas; desvalijaron una ferretería para comer bulones, se robaban los plasmas y las computadoras; y la lista continúa.

Lo peor es que muchos de esos discursos son ciertos. No hubo mayorías famélicas como en 1989 o 2001. Hubo, sí, brigadas saqueadoras con acompañamiento del lumpenaje estructural dispuesto a cualquier cosa. Con cinismo alguien podría decir que cambiaron las demandas históricas de los saqueadores: antes iban por comida, ahora por los artefactos para el hogar. Bueno, después de todo, algo similar le ocurrió a la clase media, que hace una década reclamaba trabajo y, hoy, poder ahorrar en dólares. No es poca cosa el cambio.

Pero si hay algo que los saqueos ponen otra vez en discusión es el rol del Estado. Allí, donde un gobernador se va de viaje, y el aparato represivo legal se rebela, muchos argentinos muestran su peor cara. Cuando el Estado desaparece, emerge el saqueo.

Como en los años 90 ocurrió con la clase dirigente y las empresas públicas, por ejemplo. Como se registró en Córdoba con la malísima gestión de José Manuel de la Sota y las deficiencias en su negociación con la fuerza policial que, evidentemente, se le fue de las manos. No es para menos. La cordobesa es una de las pocas fuerzas de seguridad que se mantiene intacta desde la dictadura militar y no ha sido sometida siquiera a intentos de purgas como sí ocurrió con la Bonaerense –lo que no significa que la Bonaerense sea ejemplo de nada, claro–.

Una policía con todos los vicios heredados del dominio de Luciano Benjamín Menéndez, una clase política que tejió fuertes vínculos políticos y una red de negocios sucios con ella, y una integración social regresiva con bolsones de extrema pobreza en una de las provincias más ricas del país conforman buenas razones para comprender lo que ocurre en esa región por estos días.

El otro factor es temporal: diciembre es temporada de saqueos. O al menos es así desde los últimos 15 años. Hacia fin de año se producen las manifestaciones de sectores predemocráticos que intentan jaquear al sistema político utilizando mano de obra que forma parte de la infraestructura de la pobreza que el Estado todavía no ha podido integrar definitivamente. Por eso la irradiación del conflicto a las fuerzas de seguridad de Neuquén, de Santa fe y de otras provincias.

Hablando de saqueos, casualmente, a los principales medios se les pasó por alto cotidianamente el accionar verdaderamente mafioso de los empresarios agropecuarios que no liquidan dólares de exportaciones acumulando granos en silo bolsas presionando sobre la necesidad de divisas del Estado.

Es que a veces, mientras las cámaras de televisión enfocan a los "negritos" con plasmas en las manos se olvidan de enfocar a los millonarios sojeros que aprietan a todos los argentinos especulando con el tipo de cambio para ganar muchísimo más dinero con el mismo esfuerzo y a costa de la devaluación del salario de millones de argentinos. ¡Ah, qué buenos tiempos los de la Junta Nacional de Granos cuando el Estado tenía herramientas para poner en jaque a los especuladores de la Sociedad Rural y la Carbap! Y es obvio: a más Estado menos saqueo.

De más está decir que a falta de fuerzas armadas que puedan jaquear las democracias latinoamericanas, son las policías, a través de reclamos salariales aparentemente justos, las que desestabilizan –no exagero con supuestos golpes de Estado– a los gobiernos democráticos.

Porque no se trata de derrocamientos directos, se trata de desgaste, de esmerilamientos, de intentos de legitimación de un gobierno para marcarle paso, cercarle las salidas. No es lo mismo ganar seis pesos por dólares que ocho. Sobre todo en un total de 8000 millones dólares por ejemplo. Todo eso, claro, a costa del bolsillo de millones de argentinos.

Pero es cierto que no son tiempos para este tipo de reclamos. Volvamos al clima conciliador que nos envuelve y nos convoca para llevar adelante una etapa nueva dentro del proceso político que se inició en 2003.

Aun a riesgo de que más de uno de nosotros podamos sentirnos como granaderos después de la batalla de Ayacucho, habrá que reconocer que este nuevo estado de situación será un poco menos romántico que la épica a la cual convocó el kirchnerismo en los últimos cinco años. Por esa razón algunos de esos veteranos granaderos se verán invitados a dar un paso al costado para que otros puedan reconstruir y hacer comprender los nuevos tiempos políticos.

Pero seguramente, este nuevo momento en el proceso histórico convoque a otras épicas un poco menos rimbombantes pero no por eso menos heroicas: defender los ahorros del Estado, la acumulación de divisas, la edificación de la infraestructura necesaria para el desarrollo industrial, la búsqueda de inversiones extranjeras, la construcción de puentes y caminos.

Claro que muchos granaderos se sentirán más ensoñados con las cargas de caballería de Riobamba o de Chacabuco que con la construcción de puentes; pero es posible sea en los tiempos de moderación donde se constituya hegemonía, convocando a sectores más amplios. Total, la política es dinámica y no es posible estar todo el tiempo sable en mano.

Esta semana se cumplirá 30 años de democracia. No es poca cosa para una sociedad como la argentina. Y siempre hay dicotomías para entretenerse. Por ejemplo se me ocurre una: los que trabajan contra los que saquean y especulan, por ejemplo. Aunque pensándolo bien, esa haya sido la antinomia más importante de los últimos 200 años en nuestro país. Y esa pelea no tiene descanso ni cuartel, aunque disimulemos un poco unos y otros.

Por lo demás, feliz día de la democracia para todos y todas.
















No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...