Muchas de las fotos de este blog son de Ramiro Sisco con la comunidad Pilagá, en Las Lomitas, provincia de Formosa, Argentina.

viernes, 29 de noviembre de 2013

PADRES, MADRES y MALTRATO INFANTIL





Una encuesta sobre condiciones de vida de niñez y adolescencia encarada por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y Unicef Argentina confirmó que en la Argentina actual todavía se aplica el castigo físico, verbal o psicológico en la crianza familiar de los hijos.

Lo positivo es que es baja la porción de consultados que aprueba hacerlo. Los números fríos dicen que 3 de cada 10 encuestados consideraron que las/os niñas/os no deben ser castigados de ningún modo, pero el 65,3 por ciento opinó que es adecuado hacerlo de alguna forma, pero no físicamente y un 3,7% consentiría una reprimenda corporal. Estas percepciones se distribuyen de manera bastante similar en cada una de las regiones del país y donde más se acepta un castigo físico es en el noreste, con 6,5%, seguido de Cuyo, 4,1%; ciudad de Buenos Aires, 4% y noroeste (3,9%).


Respecto del clima educativo, esto es los años de la trayectoria escolar, la indagación también determinó que el castigo se rechaza más en los hogares donde la instrucción de los integrantes duró más. En el trabajo de campo trabajaron 660 personas que relevaron más de 23 mil hogares.

Para evaluar estos resultados, Tiempo Argentino consultó a Elisa Castro, profesora del curso Educación Inicial y Primera Infancia de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales; Lucrecia Manfredi, pediatra y consultora del área de Salud Infantil de la Dirección de Maternidad e Infancia del Ministerio de Salud de la Nación y Elsa Wolfberg, médica psiquiatra y psicoanalista.

Castro consideró tan "preocupante" el resultado del trabajo como necesaria la intervención del Estado y la sociedad en su conjunto. "Estamos hablando de los niños de hoy y de cómo hoy transcurren la infancia. Entonces tendremos que ver cómo la sociedad es garante de sus derechos porque la crianza de los niños y niñas no es solo una cuestión que atañe exclusivamente a las familias".

Manfredi, quien cree que el porcentaje de menores que sufre maltrato es superior al expresado en la encuesta, coincidió: "Es necesario que los adultos nos preocupemos por el futuro de las nuevas generaciones, promoviendo autonomía, creatividad y seguridad, confiando en el entorno para construir una sociedad más justa y saludable. Esto se logra sin violencia, que ya está comprobado que genera más violencia y sujetos inseguros o inhibidos."

Wolfberg señaló que "el castigo no es conocido y por lo general se naturaliza. Mucha gente cree que es un buen método. Es la herencia de la pedagogía negra" y recordó que además de no tener el resultado deseado, "los castigos producen mucho daño y dejan marcas por décadas y una impronta biológica porque no hay un desarrollo normal. El horror se estampa en el cuerpo".

Las especialistas coincidieron en que los insultos no son menos graves que el castigo físico y advirtieron de la necesidad de que niños y niñas tengan la mayor cantidad de recursos y herramientas posibles para comunicar sentimientos. Para Castro, "este no es un saber que se construye sólo al interior de las familias, porque estas requieren de ayuda sobre todo cuando las pautas culturales tienen características más ligadas a la resolución violenta de los conflictos. Las cuestiones culturales que llevan a estas prácticas no son exclusivas de las familias individualmente sino que son cuestiones que se construyen socialmente".

En ese sentido, Castro subrayó el papel de las instituciones en general y las educativas, en particular, en cuanto al lugar relevante en la educación de los niños junto a las familias. "Las políticas públicas ligadas a la primera infancia tienen que ser pensadas para ofrecer a los adultos que acompañan en el crecimiento los recursos necesarios para una educación que garantice sus derechos", agregó y en ese sentido dio como ejemplo la Asignación Universal por Hijo.

Manfredi propuso instituir una "escuela para padres" que ayudaría a "crear espacios de intercambio y aprendizaje para la modificación de conductas instaladas en el marco de los distintos grupos sociales".

"Estamos inmersos en una sociedad violenta donde la familia está muy expuesta –concedió Manfredi–. La presión, la frustración y el estrés colectivo generan situaciones familiares complejas y difíciles. Los niños necesitan estar con su madre durante el primer año de vida, donde se constituyen como sujetos y se afianzan los vínculos afectivos. En el marco de respeto y calma se construye lo que los niños aprenderán, para luego relacionarse con los otros. Una madre encontrará mejores recursos de crianza para sostener a su hijo, si a su vez se siente sostenida por su pareja y su familia. La familia necesita del sostén comunitario brindando las bases de la inclusión social".

Pero no siempre madres y padres aceptan ayuda o comentarios sobre la crianza dentro del hogar. Wolfberg destacó que "para algunos padres, el chico es una propiedad. Una colega comentaba que vio una madre que maltrataba al hijo y le dijo que no podía hacerlo, pero no tenía ningún derecho para ejercer presión, porque esto roza el derecho privado".






Los chicos necesitan afecto y tiempo

La pediatra Lucrecia Manfredi, consultora de Salud Infantil de la Dirección de Maternidad e Infancia del Ministerio de Salud de la Nación, señaló a Tiempo Argentino que "los niños necesitan seguridad y confianza de los adultos que los cuidan.

Desde muy temprana edad es necesario explicarles lo que ocurre, darles tiempo para que se preparen y se organicen con el entorno. El afecto y los cuidados los constituirán como sujetos, dando las bases para promover autoestima y competencias".

La especialista destacó que en los dos primeros años de vida los niños "conocen en forma precaria lo que es bueno y lo que es malo. Hace falta tiempo y paciencia hasta que adquieran una comprensión más clara de lo que se espera de ellos. Los límites claros y oportunos son indispensables para acompañar su crianza ya que ellos también aportan el cuidado y el afecto necesarios. Muchas veces, la falta de límite esconde abandono y despreocupación por parte de los padres."

Las estrategias para ponerlos "son el gran desafío que enfrentan hoy las familias", agregó la doctora Manfredi, y consideró que en ello se replican "muchas veces experiencias de crianzas propias de la historia y no como resultado de un aprendizaje actual de las necesidades de los niñas y niños".

Razones del maltrato

Elsa Wolfberg, médica psiquiatra y psicoanalista, presidenta honoraria del Capítulo de Psiquiatría Preventiva de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA), enumeró algunas de las razones por las que las madres y los padres maltratan a los hijos: "Lo sufrieron ellos como hijos; creen que esa es la mejor forma de educar; no disponen de espacio emocional para criar con la disponibilidad que eso requiere y se irritan; están psíquicamente perturbados por trauma o enfermedad mental; falta de amor y negligencia; presión por el éxito y sentir los hijos como interferencias y aislamiento y falta de intervención de terceros que podrían proteger a los niños".









Argentina cuenta por primera vez con datos específicos sobre la situación de los niños, niñas y adolescentes...

La Encuesta sobre Condiciones de Vida de Niñez y Adolescencia se ha realizado siguiendo los estándares y normas de calidad de la encuesta MICS, una encuesta de hogares que UNICEF ha aplicado desde 1995 en más de 100 países para poder medir el cumplimiento de los derechos de niñas, niños y adolescentes. La ventaja de esta encuesta es que permite, por lo tanto, comparar internacionalmente el grado de avance de nuestro país en el cumplimiento de los derechos de los niños, adolescentes y mujeres, identificar los esfuerzos realizados y también los desafíos que aún están pendientes.

Uno de los aspectos indagados en la encuesta fue la percepción de las familias sobre las pautas culturales de crianza de los niños y niñas, así como las actitudes sobre la violencia doméstica al interior de los hogares. Los resultados indican que si bien el porcentaje de padres encuestados que considera que a los niños se los debe castigar físicamente para educarlos es reducido (3,7%), los niños sufren castigos físicos que van desde un chirlo hasta una paliza. El 42% de los niños más pequeños de 2 a 5 años recibió un chirlo en el último mes anterior a la encuesta; y al 5,4% le pegaron en la cabeza. También, como sabemos, los niños pueden ser víctimas de violencia psicológica. Al 19,8% de los adolescentes entre 15 a 17 años los insultaron, cifra que asciende a 20,7% para el rango de 12 y 14 años.

Los niños no deben ser sometidos a un trato violento, discriminatorio, humillante o intimidatorio. En este sentido, si bien los resultados de la encuesta son alentadores en términos de la percepción negativa de los padres sobre el castigo corporal como forma válida de disciplina, es necesario continuar trabajando para cambiar las prácticas actuales hacia formas no violentas que promuevan los derechos de los niños, niñas y adolescentes de conformidad con lo dispuesto por la Ley 26.061 y la Convención sobre los Derechos del Niño.






1 comentario:

  1. http://urbanovive.blogspot.com.ar/2014/01/desenterrado.html
    link sobre el maltrato infantil.poesia

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