«Soy Ezequiel Rochistein Tauro y anteriormente era Vázquez Sarmiento».
Ezequiel está casado, es abogado, aunque durante un tiempo estudió Economía, como lo había hecho su padre biológico. Es hijo de María Graciela Tauro y del “Hippie” Jorge Daniel Rochistein, dos militantes de Montoneros desaparecidos el 15 de mayo de 1977.
Ezequiel nació en la ESMA. Su historia se conoció en septiembre de 2010, cuando después de diez años de intentos, la Justicia terminó de confirmar los datos de su filiación.
Él no quiso hacerse el ADN cuando se lo ofreció la jueza María Servini de Cubría y luego Rodolfo Canicoba Corral. Ezequiel, para entonces, era abogado civil de la Fuerza Aérea, el arma de su apropiador. Después de idas y vueltas, Canicoba ordenó un allanamiento en su casa. Se llevaron ropa que era de un amigo. Al final, terminó entregando prendas más personales, obligado, en el despacho del juez. Recién ahora, a mediados de diciembre, pidió la rectificación del documento de identidad.
Ayer, en la sala de audiencias del juicio por el plan sistemático de robo de bebés, habló corto. Y poco. Apretado. Cuando le preguntaron qué significó después de todo para él saber quién era, dijo: «Fue como sacarme varias mochilas de encima; la verdad, es complicado, pensás que sos una persona, pero sin embargo sabés que te tira para otro lado. Yo lo estoy procesando. Pero la verdad es que fue liberador...»
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