Reportaje de Ana Laura Cleiman al escritor argentino Pacho O’Donnell...
–¿Cuál es la importancia que tienen las murgas y su significado como expresión popular?
–El carnaval, que está en distintos lugares y culturas, constituye un lapso de tiempo de permisividad y descontrol. En algunos sitios se produce una especie de uniformidad, en la que las clases sociales y las situaciones de poder económico no se distinguen. Incluso, en algunos lugares es costumbre el nombramiento de un preso como gobernador. Los carnavales parecerían derivar de las bacanales, unas celebraciones de vino, sexo y descontrol que se hacían en honor a los dioses del vino: Dionisio, en Grecia, y Bacco, en Roma.
–¿Y particularmente en la Argentina?
–En nuestro país es una fiesta que, lamentablemente, ha sido golpeada en su esencia popular. Esto se ve muy claramente en el poco estímulo al maravilloso carnaval del noroeste, el más auténtico del país. Es celebrado con más fuerza el de las provincias del Litoral, que no es más que una réplica del brasileño. El del noroeste, en cambio, es extraordinario en su música, que es propia, y en sus rituales definidos, pero no casualmente ha quedado oscurecido.
–Buenos Aires es otro caso diferente...
–En Buenos Aires se manifiesta en los corsos. Sarmiento, que importaba de todo, vio un desfile en Italia. Allí, corso significa avenida, y es ahí en donde se hacían los desfiles. Fue él quien promovió el primer corso: era un festejo a la italiana. La murga es una expresión popular que estuvo apagada durante muchos gobiernos, tanto dictatoriales como democráticos, y no tuvieron el lugar que hoy se les da para manifestarse. La murga tiene su especificidad en la coreografía, la música, las letras. Los personajes tradicionales del carnaval son respetados: Momo, Pierrot, Colombina. Y, en general, la característica de los carnavales es la manifestación de los reclamos de la gente hacia la autoridad.
–Por eso han sido callados en distintos momentos de la historia...
–Algunas veces este reclamo se hace directamente, y muchas otras a través de la sátira y la ironía, características típicas. Por eso son molestos. Porque además de tener una parte vinculada al descontrol, siempre deben ser manifestaciones de protestas y reclamos de los sectores populares.
–En el contexto actual, ¿cómo analiza que el carnaval vuelva a ser feriado nacional?
–Que ahora recupere el reconocimiento que se le había negado tiene que ver con que este es un Gobierno con un fuerte sesgo nacional y popular. Por eso es natural que se reivindiquen manifestaciones de sectores marginales y de trabajo. Es lógico que suceda en este contexto.
–¿De qué manera cree que esta medida influirá en el desarrollo de las murgas?
–Por la misma represión que han sufrido, las celebraciones de corsos y murgas en Buenos Aires están atravesando una etapa de recomposición. Han salido de muchos años de oscuridad y ahora se les ofrece una posibilidad de crecimiento y desarrollo. Como pasó con el carnaval uruguayo, que creció en sus expresiones musicales y poéticas.
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