«Sesenta y pico de días oyendo nuestras voces por el éter o más de dos meses de una comunicación de veras comunicante», de eso se trata La Bemba, la única radio comunitaria del país que se emite desde un ex centro clandestino de detención, tortura y exterminio, el Olimpo, con dos objetivos claros: evitar que la memoria se oxide y multiplicar los micrófonos para que cada vez más puedan apropiarse de la palabra y ejercer su incuestionable derecho a comunicar.
Con los Derechos Humanos como estandarte, FM La Bemba (en la calle Ramón Falcón 4250, del barrio de Floresta) hace gala de una grilla inclusiva y heterogénea que permite a diversas organizaciones sociales y a los vecinos del oeste de la capital participar de procesos de creación y producción, en pos de construir una agenda distinta.
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Bandas y músicos sin espacio en los grandes medios, personas que buscan su identidad biológica, adolescentes protagonistas de radionovelas, bonaerenses en contra de las estigmatizaciones y bolivianos que cuentan los encuentros y desencuentros de la migración pretenden cambiar que sólo algunos sigan sabiendo y los mismos otros sigan repitiendo.
Gabriel, Nicolás y Mauro viven en Floresta, cerca del Olimpo, y todos los viernes a la noche despliegan informes, entrevistas en vivo, y secciones que combinan buena música con cuestiones sociales. “La posibilidad de hablar con libertad, de multiplicar voces desde un lugar donde se silenciaba y censuraba nos parece la mejor manera de mantener la memoria activa, y además ayudar a construir un lugar de producción por y para la comunidad”.
Así también lo entiende Diómedes, colombiano y co-conductor de Meridiano 75, midiendo latitudes: “La radio comunitaria es el escenario perfecto que permite a la sociedad moverse y dinamizarse. Dignificar este espacio con una propuesta que implique el trabajo con la comunicación entre todos es el valor más significativo que aporta la emisora desde el ex Olimpo”.
Superado con creces el pánico escénico, los seguidores online se multiplican desde los Estados Unidos, Guatemala, Venezuela, Brasil y Uruguay. “Creemos que participar de una radio comunitaria implica el compromiso con un proyecto político que trasciende la mera realización de un programa. Por eso, trabajamos en la construcción de un colectivo conformado por las personas y organizaciones que tienen programas, implicados en la vida cotidiana del barrio y en la lucha por los Derechos Humanos desde una visión amplia que abarca no sólo el pasado sino también el presente y el futuro”, explica Julia Medina, una de las fundadoras del proyecto.
Los jueves, entonces, cuatro conductoras piensan la realidad desde una perspectiva de género en Mujeres al derecho y al revés; los viernes Daniel recuerda viejas épocas al ritmo de Almendra, Palito y los hits de El Club del Clan; y las expresiones artísticas latinoamericanas ocupan su espacio desde Tercer Mundo.
El nombre de la radio surgió con la idea de transmitir desde el ex Olimpo. “Bemba” es una expresión cubana que designa popularmente los labios gruesos y prominentes, y antes de que triunfara la revolución se llamaba “radio bemba” a las noticias que circulaban de boca en boca entre la población y que solían provenir de alguna emisora rebelde. Una bemba era también el tipo de información que se paseaba dentro de nuestras cárceles y que muchas veces estaba relacionada con el destino de los presos.
Quienes se acercaron a FM La Bemba 91.3 vieron un cartel, recibieron algún folleto o se enteraron por comentarios.
“Una radio en este ex centro clandestino tiene la idea de abrir el espacio a la comunidad, como un lugar público, como un sitio de llegada y de partida, pensando que la memoria se construye y se incrementa con lazos de solidaridad y de trabajo, y entendiendo que la comunicación es el vehículo y es vínculo”, afirma Isabel Cerrutti, sobreviviente de los centros Banco y Olimpo y actual coordinadora del Programa de Recuperación de la Memoria Histórica del ex Olimpo.
Hoy los experimentados se cruzan con los recién iniciados en los avatares radiofónicos, pero todos con una misma premisa: hacer un trabajo de calidad. Por eso la agrupación Venas Abiertas, a cargo del proyecto, arma redes de colaboración con universidades y organismos para que los integrantes de La Bemba puedan capacitarse y aprender.
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Fue uno de los centros que funcionó en la ciudad de Buenos Aires entre agosto de 1978 y fines de enero de 1979, durante la última dictadura militar. Ubicado entre las calles Ramón Falcón, Olivera, Lacarra, Fernández y Rafaela, del barrio de Floresta, el predio era utilizado como terminal de tranvías y de colectivos, hasta que en 1976 quedó a cargo de la Policía Federal. Según testimonios de sobrevivientes, en menos de seis meses 500 detenidos habrían pasado por este centro clandestino.
Con la consigna de recuperar el predio como “sitio de memoria”, el 8 de junio de 2005 la incansable presión social desalojó a la Policía. Hoy, organismos de DDHH, organizaciones políticas-barriales, sobrevivientes y familiares de detenidos-desaparecidos, conformados en una Mesa de Trabajo y Consenso (decreto 305/06 GCBA), se ocupan de hacer del ex Olimpo un lugar dinámico de reivindicación de la militancia.
Las personas recluidas ilegalmente en el CCDTyE “Olimpo” provenían principalmente de otros dos Centros Clandestinos: “Club Atlético”, ubicado en el bajo de la Ciudad de Buenos Aires, y “El Banco”, en autopista Richieri y Camino de Cintura. Parte de las instalaciones del “Olimpo”, como las puertas de las celdas, eran de la infraestructura de “Club Atlético”, que había sido desmantelado por ese entonces para la construcción de la Autopista 25 de mayo.
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El cine argentino arrastra, entre tantas deudas, la de una obra que honre debidamente la memoria del horror acaecido durante la última dictadura cívico-militar (1976-1983).
Garage Olimpo es una película coproducida entre Argentina e Italia, en 1999, dirigida por Marco Bechis, y con las actuaciones de Antonella Costa, Carlos Echevarría, Dominique Sanda, Chiara Caselli, Enrique Piñeyro, Pablo Razuk, entre otros.
La película de Marco Bechis es muy dura. Está ambientada durante los primeros años de la dictadura, cuando los tristemente célebres grupos de tareas eran amos y señores de las calles del país. Y salían ametralladora en mano, vestidos de civil, a secuestrar personas casi siempre desarmadas. Las levantaban en vilo de sus domicilios, a los que saqueaban metiéndose en los bolsillos cualquier cosa de valor. Las encapuchaban y las conducían a sórdidos campos de concentración a la criolla: podía ser un galpón, una escuela abandonada o, como en este caso, un inmenso garage en desuso denominado Olimpo. Que existió, aunque hoy pueda semejar el fruto de la más horrenda de las pesadillas...
Acabamos de conocer este blog gracias a buscar más datos sobre la Radio.
ResponderEliminarNos gustó mucho y nos permitimos copiar y llevarlo a nuestro blog. Es un tema demasiado importante que merece ser analizado y presentado siempre, para que nadie se olvide o se haga el distraido.¿Tenés algo que ver con otro blog que seguimos que se llama como vos?
Te invitamos a conocernos a indecquetrabaja.blogspot.com
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Hacés una gran tarea; gracias
Un fuerte abrazo