Mi hija de 9 empezó a practicar Taekwon-do no hace mucho, está recontenta, y hoy, día de la Primavera, participó de su primer torneo haciendo salto en alto, formas y combate. Recibió su primera medalla y se sintió feliz. Nosotros brillamos de emoción.
Unos días antes, nos dieron el programa del torneo que organiza la escuela Pyong Ahn: en la contratapa hay una carta abierta que llama a la reflexión a padres y madres. Podemos aplicar los conceptos y sentimientos de la carta a cualquier disciplina, con hijos, hijas, padres y madres protagonizando la escena que cada uno imagine...
Nuestros hijos nos espejan, con sus conductas permiten que salga a la luz aquello que está enterrado por miedo o dolor en nuestro inconsciente, dandonos la oportunidad de sanar heridas y de comprenderlos como merecen.
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