Muchas de las fotos de este blog son de Ramiro Sisco con la comunidad Pilagá, en Las Lomitas, provincia de Formosa, Argentina.

viernes, 18 de mayo de 2012

FESTEJANDO LA ESCARAPELA



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Hoy es más fácil usar la escarapela, dan ganas de ponérsela. Ya no es mala palabra sentirse patriota. Hace mucho, cuando los militares daban golpes de Estado, y los civiles cómplices ponían funcionarios en esas dictaduras, los símbolos patrios daban vergüenza, o causaban rechazo, o estaban teñidos de sangre. Era una contradicción extraña y dolorosa, porque se los habían apropiado ellos, los asesinos, los privilegiados, los acólitos de la argentinidad que gritaban «Somos derechos y humanos» y criticaban indignados la «campaña antiargentina» en el exterior que denunciaba los asesinatos, secuestros y desapariciones...




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Los festejos del Bicentenario, en 2010, mostraron a millones de argentinos en las calles, en las plazas, festejando la pertenencia a una patria libre y democrática, con música y banderas, y alegrías compartidas, en paz y en armonía.

¿Por qué pudimos festejar todos, de verdad? Todos: los pibes, los jóvenes, los grandes y los muy grandes. Porque cada uno tiene su lugar en esta nueva Argentina en construcción. Cada cual poniendo el adoquín en este camino nuestro.

Los pibes tienen un futuro para depositar sus sueños, sus proyectos. Los jóvenes tiene un presente de acción, de riesgo y concreción. Los grandes tienen trabajo y derechos sociales, inclusión y esperanzas. Los viejos tienen respeto y los cuidados que se merecen de verdad.


El origen de los colores de la escarapela y las razones por las que fueron elegidos para simbolizar a la Patria no pueden establecerse con precisión...


El Día de la Escarapela, como 18 de mayo, fue instituido por el Consejo Nacional de Educación, en el año 1935. (Res. 13-5-1935, Expte. 9602-9º-935).


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