Muchas de las fotos de este blog son de Ramiro Sisco con la comunidad Pilagá, en Las Lomitas, provincia de Formosa, Argentina.

lunes, 16 de septiembre de 2013

KEVIN = LA INSEGURIDAD DE LOS POBRES






Kevin, tenía 9 años. Murió en el barrio Zavaleta (Nueva Pompeya, CABA) después de un tiroteo, pero el llanto de su familia no trascendió en los medios. Los muertos noticiables, entre la doble moral del periodismo y los tiempos electorales.


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Cuando se escucharon los primeros tiros en la casilla de al lado, Kevin y sus hermanos dormían. Eran las 6 de la mañana del sábado. Los otros vecinos de la tira 6 del barrio Zavaleta también se sobresaltaron. Kevin se refugió debajo de una mesada. Alguien les avisó a los agentes de Prefectura lo que estaba pasando: Prefectura no intervino. Más tarde, hubo otras dos ráfagas de disparos. Kevin, de 9 años, murió en su casa.

En el barrio Zavaleta, al sur de la Capital Federal, hay dolor e indignación. Se percibe en la cara de Neli, la responsable del comedor Evita, donde Kevin y sus hermanos concurrían a diario. También en las palabras de Miguel, un vecino, que dice con resignación que “de los muertos de acá nadie se entera”. Kevin era el sobrino de Paola, una de las integrantes de La Garganta Poderosa, la revista de cultura villera que el sábado a la tarde publicó en internet su bronca: “Toda Zavaleta está destrozada, llorando sangre y sintiendo que nada sirve para nada, que podemos marchar a Tribunales o explotar en las redes sociales, pero seguiremos siendo ‘los marginales’. ¿O van a decir que acaso fue un caso aislado? ¡Qué quilombo armarían si hubiera pasado en otro lado!”.

Mientras la agenda mediática instala el régimen penal juvenil y un nuevo despliegue de fuerzas de seguridad como temas urgentes, en los barrios de los pobres la muerte y la inseguridad no entienden de tiempos electorales: conviven con la gente todos los días. Se dijo, sobre la causa del tiroteo que se llevó la vida de Kevin, que fue un ajuste de cuentas entre narcos. “Los narcos no viven en la villa, sin agua ni luz, a lo sumo son los perejiles que trabajan para ellos y apenas sacan unos pesos”, dicen desde La Garganta. ¿Y Prefectura y las otras fuerzas que se multiplican por Zavaleta, qué rol cumplen? “A Prefectura no le importa -explican-, ellos sabían lo que estaba pasando y liberaron la zona. Lo que hacen es ir a buscar los cuerpos después; sólo que esta vez era el cuerpito de un nene de 9 años”.

La omisión de cuidado no es el único problema que afecta a Zavaleta, también está la omisión de los medios. Ni los canales de mayor rating, ni las radios con más audiencia, ni los diarios de mayor tirada replicaron la noticia que difundió La Garganta Poderosa, tal vez porque hay muertos más noticiables que otros. “Pero los editores de los diarios, para lavar culpas, enseguida pegaron en sus muros personales de Facebook lo que publicamos nosotros”, cuentan en la revista. Entrado el lunes, cuando la morgue seguía con el cuerpo del chico en su poder, sí hubo un llamado a la redacción de la publicación villera: “Eran los de Tiempo Argentino, que como tenían un fotógrafo cerca querían venir a cubrir la noticia”. Ese día, a unas cuadras de Zavaleta, la Presidenta de la Nación inauguraba la Casa de la Cultura en la villa 21.

La familia de Kevin pudo despedirse de sus restos el lunes a la noche. Durante el velorio, amigos y conocidos intercambiaron llanto y silencio. Nadie quiso hablar de las circunstancias del hecho que también dejó a uno de sus hermanos herido de bala, ni de la no-actuación de Prefectura. El ajuste de cuentas, el vecino preso que se vengó a los tiros, las vainas desparramadas en el piso de la casa de Kevin y el celular que le desapareció a su mamá durante el operativo posterior, quedaron como detalles oscuros de la tragedia mayor.

Antes de llevarlo al cementerio de Flores, hubo una procesión hasta la plaza donde el nene iba a jugar: la Plaza Kevin, bautizada en honor a otro nene, como él, víctima silenciosa de la inseguridad que padecen los pobres.






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CAMILO BLAJAQUIS largo 16/09/13 en Radio Madre







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    «Temblamos, lloramos, gritamos, no podemos más. Tenía 9 años, de luz, de risa, de paz. Aterrado y meado, estaba acurrucado, bien refugiado, como cada vez que lanzan para estos lados las batallas que digitan desde sus barrios privados. Para no ver nada, se mantuvo escondido debajo de una mesada, aun cuando todos estábamos reclamando que la Prefectura interviniera en lo que estaba pasando. Pero aparentemente no era una cuestión de guita, porque se quedaron en la garita. Y en el segundo tiroteo, totalmente anunciado, Kevin Molina resultó baleado. Un tiro en la cabeza, en el medio de la pobreza. Y no, no se fue “otro pibe”. Se fue un pibe, que era único, tierno, irrepetible. Nos quitaron a un sobrino, a un hijo, a un chiquito de tercer grado, por otro enfrentamiento que perfectamente se pudo haber evitado. ¿Fue culpa de los narcos? ¡Vayan a buscarlos donde guardan sus barcos! ¿O van a proponer más uniformados? ¡Para qué mierda están por todos lados! ¿O van a decir que fue el “contexto de peligrosidad”? Le faltaban 9 años para ser mayor de edad...»




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Vida mía, es muy feo lo que te pasó. Todos te extrañamos y queríamos que estés acá. Hablamos en el noticiero telefe pero no fue para hacerte famoso ni nada, fue para que sepas cuánto te amamos y extrañamos.Lloramos y reímos de vos y para vos. Te extrañamos, nunca te vamos a olvidar.

Vida mía te extrañamos.


de Priscila Molina
Te amo Kevin.





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