El gobierno de la provincia de Buenos Aires anunció ayer que rectificará la partida de nacimiento de Lulú, la nena trans de 6 años, y le entregará un DNI acorde con su identidad de género. Se trata de un hecho histórico por la edad de Lulú, destacó César Cigliutti, titular de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), entidad que viene acompañando el reclamo de la familia.
La historia de la niña fue revelada por Página/12 dos meses atrás. Gabriela, su mamá, recibió en la tarde de ayer la noticia de parte del jefe de Gabinete bonaerense, Alberto Pérez, quien la llamó personalmente por teléfono. “Lloro y me río de la alegría que siento desde que me enteré. Vamos a hacer una fiesta”, dijo la mujer un rato después. “Mi hermana me dijo: ‘Lulú volvió a nacer’. Y yo le dije que no, que Lulú no volvió a nacer, que ella nació el 3 de julio de 2007 y tiene los mismos ojos desde entonces. Lo que pasó es que se le reconocieron sus derechos y se hizo justicia”, señaló Gabriela. Y describió el momento en que le dio la novedad a su hija: “La abracé y le dije: ganamos, ganaste, vas a tener tu nuevo documento”.
Pérez anunció junto al subsecretario de Gabinete, Juan Pablo Alvarez Echagüe, que hoy concretará un encuentro con Gabriela. “El gobierno de la provincia de Buenos Aires ha tomado la decisión de dar una solución a este caso particular planteado por la familia de Lulú. Esta decisión tiene que ver con rectificar la partida de nacimiento y el DNI para adaptarlo a su identidad”, dijo Pérez. Y agregó: “La provincia es pionera en la inclusión de nuevos derechos a su ciudadanía, es la provincia que más matrimonios igualitarios tiene, que más reconocimientos de hijos de parejas homosexuales tiene, también ha sido pionero en la posibilidad de poner el primer apellido de la madre en una pareja heterosexual”.
El jefe de Gabinete de Daniel Scioli dijo que la decisión está amparada en la Ley de Género, sancionada un año atrás, y en la Convención Internacional de los Derechos del Niño, que en la Argentina tienen rango constitucional. “La tomamos, el gobernador, a través de este jefe de Gabinete y del subsecretario de Gabinete, teniendo en cuenta una cuestión humana, pero también, desde una cosmovisión del Estado: que se hagan efectivos los derechos de todos los ciudadanos”, subrayó.
La decisión bonaerense fue realizada un día después de que se conociera la resolución del secretario nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, Gabriel Lerner, que avaló el reclamo de Lulú, y consideró que negarle un nuevo DNI “configura una situación de afectación de los derechos” de la niña trans. En consecuencia, Lerner instruyó a la Dirección de Asuntos Legales de la Senaf a presentarse ante la provincia para pedir que reconsidere la revocatoria al pedido de la niña y su familia. También el Inadi, un mes atrás, se pronunció a favor del cambio de documento.
“Estoy totalmente emocionado. Esta decisión es muy gratificante, muestra cómo un gobernador le está poniendo el cuerpo a este objetivo que es proteger a Lulú y su identidad. Cuando le otorguen el DNI será el primer caso en el mundo de una niña trans que consigue su nuevo documento a través de un trámite administrativo, sin recurrir a la Justicia”, destacó Cigliutti. “A partir de este documento la sociedad es más linda, más inclusiva. Nunca antes se habían tenido en cuenta a las niñas y niños trans”, señaló Marcelo Sunthein, de la CHA.
El lunes, Gabriela, de 39 años, le envió una carta al gobernador Scioli donde le contó la historia de su hija –que nació con genitales masculinos– y sus padecimientos por tener un DNI que refleja el nombre de varón con el que fue inscripto al nacer. Y le pidió “encarecidamente” si podía otorgarle el nuevo documento. “Mi hija ha manifestado su elección de género a los 2 años de edad y desde los 4 años vive como niña e incluso concurre al jardín de infantes en sala de 5 años, donde respetan su identidad”, le recordó la mamá al mandatario provincial.
Lulú, su hermano mellizo y su mamá viven en el conurbano bonaerense y tienen el acompañamiento terapéutico de una psicóloga de la CHA, Valeria Paván, y del médico psiquiatra y psicoanalista Alfredo Grande, director clínico de la Cooperativa de Trabajo en Salud Mental. “El DNI es necesario pues debe reflejar no sólo su identidad sino el respeto que merece en el área de salud cada vez que la niña se enferma”, ya que “pasa por situaciones humillantes que le generan inmensa angustia cada vez que debemos presentar su DNI con nombre de varón cuando ella es una niña trans”, contó la mamá.
La familia tramitó el documento el año pasado, bajo la Ley de Identidad de Género y de acuerdo con los requisitos exigidos por la norma para los casos de menores de 14 años, pero le fue denegado: primero por el asesor de Incapaces del Tribunal de Morón, el 27 de septiembre de 2012, y luego por la directora del Registro de las Personas de la provincia de Buenos Aires, Claudia Corrado, el 12 de diciembre de ese año, con el argumento de que “el niño (sic) reviste la calidad de menor impúber, toda vez que no ha cumplido la edad de 14 años” y, en consecuencia, “tiene incapacidad absoluta, presumiendo que los actos practicados por ellos son realizados sin discernimiento”. En un extenso dictamen jurídico, la Senaf rebatió esa argumentación apelando a tratados internacionales de derechos humanos y niñez: consideró que los niños y niñas tienen una “capacidad progresiva” para dar su consentimiento, tal como lo establece la Convención sobre Derechos del Niño, que tiene jerarquía constitucional. El organismo nacional intervino en el caso a partir de una carta que Gabriela le envió a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner dos meses atrás.
“Hoy se ganan sus derechos muchos nenes trans”
Gabriela, la mamá de Lulú, todavía no puede creerlo. Hace un par de horas la llamó el jefe de Gabinete bonaerense, Alberto Pérez, y le anunció que le darán el nuevo DNI a su hija, que nació con genitales masculinos, pero que a partir de los dos años empezó a manifestar y defender su identidad femenina.
“¿Vamos a tener una fiesta, mi fiesta de documento?”, le preguntó ayer Lulú a su mamá, apenas supo de la novedad. Sí, le contestó ella. Desde el año pasado, cuando le rechazaron el trámite para rectificar los datos en la partida de nacimiento de acuerdo con la identidad de género asumida por Lulú, Gabriela soñaba con la posibilidad de que esa decisión fuera revisada por la provincia de Buenos Aires. “Hoy (por ayer) se ganan sus derechos un montón de nenes trans que, seguramente, a partir de este caso, van a salir más a la luz. Varias mamás ya se comunicaron con la CHA para hacer consultas”, contó la mujer.
Gabriela recordó los inconvenientes que tiene cada vez que debe mostrar el DNI de Lulú cuando se va a dar una vacuna o a atender a un hospital. “Me preguntan: ‘¿No vino el nene?’. Y tengo que explicar. Es terrible. Porque en el DNI tiene nombre y foto de varón.”
La charla transcurre mientras Lulú está en clase de patín. Se escuchan de fondo la algarabía infantil de la niña y sus compañeras. “Acá no se termina nuestro camino. Nuestra vida sigue ahora con la lucha por la integración de Lulú. ¿Sabés todo lo que nos espera? Más adelante, los tratamientos con hormonas, y se analizará la cirugía (de reasignación de sexo). La lucha es de mi hija, yo la acompaño porque por su corta edad hay cosas que no puede hacer”, sostuvo Gabriela.
La mamá está enojada con “muchos psicólogos que escuché en la televisión que decían que mi hija no podía decidir por su edad su identidad de género. Van a tener que volver a leer los libros. Mi hija se da cuenta de muchas cosas. Ella se me enfrentaba para decirme: ‘Yo soy ésta’”, apuntó.
Lulú concurre a la sala de 5 años en un jardín de infantes que respeta su identidad femenina. Se cambió a esa escuela este año. Los directivos conocen su historia. Desde que pudo hablar, al año y medio de vida, Lulú empezó a repetir: “Yo, nena”, “yo, princesa” y a ponerse ropa de su mamá y pedir muñecas para jugar. “A los cuatro años eligió un nombre femenino y pidió que la llamáramos así –recuerda Gabriela–. Nos dijo que si no le decíamos así no nos iba a contestar.”
Son poquísimos los casos de niñas o niños trans que se conocen en el mundo. Este año trascendió la batalla legal que ganó una nena transgénero de seis años, como Lulú, en Colorado, Estados Unidos, para poder usar el baño de mujeres en su escuela. La madre de Lulú viene dando distintas batallas.
“Para la mamá ha sido una sobreexigencia brutal y lo sigue siendo. Y además tiene una situación económica adversa”, destacó el psiquiatra Alfredo Grande, que atiende a la familia. También señaló la capacidad de Gabriela de haber escuchado el deseo de su hija. Al grupo familiar la acompaña además la psicóloga de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), Valeria Paván. Los terapeutas no le cobran a Gabriela: su situación económica es muy endeble. Desde la CHA la ayudan con algo de dinero. La mamá junta unos pesos vendiendo comida que cocina en su casa y reparte en bicicleta. Su ex marido no cumple con la cuota alimentaria desde diciembre. Y tampoco visita a sus hijos. La mujer solicitó un subsidio en el municipio en el que vive, pero no tuvo respuesta.
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